Los OKR y los KPI, aunque parezcan simples acrónimos, son herramientas excepcionales para definir y alcanzar objetivos. Medir el progreso hacia estos objetivos facilitará la identificación de problemas y la celebración de éxitos. En este artículo, exploraremos las diferencias entre OKR vs. KPI, sus similitudes, diferencias y buenas prácticas para ayudar a impulsar el crecimiento empresarial.
Lo que vas a ver en este post:
¿Qué es un OKR?
El significado de OKR se refiere a Objectives and Key Results en inglés, que traducido al español significa Objetivos y Resultados Clave . Es un marco de gestión que se utiliza para establecer y seguir objetivos en una organización. Este sistema fue popularizado por Google y se ha convertido en una práctica común en muchas empresas.
Los OKR constan de dos partes principales: un objetivo, una meta concreta, y resultados, que evalúan el progreso hacia el objetivo. Los resultados se pueden expresar en valores numéricos o escalas de medición, permitiendo una evaluación de los resultados.
Los cuatro tipos de OKR
- Aspiracionales: Estos OKR se establecen con la intención de desafiar y motivar a los equipos hacia metas ambiciosas y a menudo consideradas como difíciles de alcanzar.
- Comprometidos: Son los objetivos que se espera que se logren de manera definitiva.
- Estratégicos: Estos OKR se centran en metas a largo plazo que contribuyen directamente a la visión y la misión de la empresa.
- Tácticos: Objetivos de nivel inferior ideados para equipos que trabajan en diferentes productos.
Beneficios de utilizar OKR
Son numerosos los beneficios de implementar OKR, desde el fortalecimiento de la estructura global que ofrece escalabilidad a la empresa hasta la creación de un sentimiento compartido de compromiso por parte de los equipos para alcanzar los objetivos. Algunos de estos beneficios que inciden directamente en la productividad de la organización son:
- Creación de objetivos: La fase de establecimiento de objetivos inicia con la creación de metas ágiles, ambiciosas y realistas. La agilidad permite adaptarse a ciclos más cortos, como trimestres, evitando dispersiones y asegurando que todo el equipo esté al tanto de las metas establecidas.
- Priorizar resultados: Cuando un equipo comprende a la perfección los objetivos del proyecto, puede orientarse hacia ellos de forma más precisa. Las metas contribuyen a aumentar la concentración, y los OKR inducen a priorizar resultados para alcanzar las metas, evitando abordar múltiples frentes simultáneamente.
- Meta y estrategia claras: Fomentar una cultura de resultados entre los empleados es importante para que se sientan involucrados en cada meta y estrategia. Cada persona debe conocer su función en el organigrama para alcanzar los resultados, y los OKR ayudan a establecer esta conexión.
- Proceso sencillo: La metodología OKR requiere que la creación de metas y objetivos se realice a través de procesos prácticos y sencillos, optimizando así el tiempo y los recursos para lograr resultados.
- Transparencia: Los OKR deben estar alineados y disponibles para todo el equipo. Esta transparencia facilita la identificación de contradicciones o inconvenientes, permitiendo una resolución ágil y manteniendo a los equipos en roles más participativos.
- Alineación de ritmos: Los OKR permiten la creación de objetivos tanto a largo plazo como a corto plazo. Los de largo plazo se diseñan desde la Dirección y se trabajan anualmente, mientras que los de corto plazo son para mandos intermedios y sus equipos, evaluándose cada tres meses. La frecuencia de medición de resultados puede ser aún mayor, como semanal, para comprender con mayor practicidad el desempeño y el alcance del objetivo.
¿Qué es KPI?
Un KPI se refiere a Key Performance Indicator en inglés, que traducido al español significa Indicador Clave de Rendimiento. Este indicador es empleado por las organizaciones para evaluar el desempeño y/o el éxito de programas, proyectos, productos, actividades, empleados y otras iniciativas en un periodo de tiempo específico.
Se compone de cuatro elementos:
- Medición: Define los elementos a monitorear y medir.
- Objetivo: Representa el valor deseado de la medida.
- Fuente de datos: Indica de dónde se obtienen los datos necesarios para los KPI.
- Frecuencia: Representa la regularidad con la que se extraen datos de la fuente y se revisan los KPI. Puede establecer la frecuencia según los requisitos del negocio y las métricas medidas, ya sea anual, trimestral, mensual, semanal o diaria.
Tipos de KPI fundamentales
- KPI Principales: Estos indicadores ayudan a evaluar si el proyecto avanza en la dirección correcta para alcanzar los resultados deseados. Se centran en los resultados del proyecto.
- KPI Rezagados: Estos indicadores representan resultados finales del éxito de la iniciativa, focalizándose en los resultados del proyecto.
- Los OKR y los KPI son dos marcos de gestión del rendimiento que ofrecen distintas formas de alcanzar objetivos. Los OKR constituyen un marco para la definición de metas, mientras que los KPI rastrean el desempeño en relación con esos objetivos.
Los beneficios de utilizar KPI en una organización
Además de generar e interpretar datos relacionados con el éxito, el uso de los KPI presenta numerosas ventajas.
- Transparencia: Establece la posición comercial actual y las expectativas de rendimiento, fomentando la transparencia en la gestión empresarial.
- Evaluación: Ofrece puntos de referencia para comparaciones pasadas o futuras, permitiendo una evaluación más concisa del progreso.
- Enfoque: Describe los aspectos importantes que requieren atención en el negocio, ofreciendo un enfoque claro hacia los objetivos.
- Coherencia:Facilita la orientación para lograr los objetivos comerciales, asegurando coherencia en la estrategia empresarial.
- Eliminación de desperdicios:Identifica ineficiencias dentro del negocio, facilitando la optimización de procesos.
- Resultados: Ofrece resultados tangibles para cuantificar los logros alcanzados.
OKR vs. KPI: Las diferencias esenciales
Los OKR pueden aplicarse a cualquier objetivo, pero las empresas suelen utilizarlos para establecer metas audaces y agresivas. Aunque los OKR abordan objetivos complejos, es recomendable que sean menos ambiciosos que los objetivos grandes, complicados y audaces, conocidos como BHAG o Big Hairy Audacious Goal. Aunque algunos OKR pueden tener una duración de varios años, se sugiere que la mayoría se extienda hasta un máximo de un año para evitar que crezcan y se acumulen con el tiempo.
Por otro lado, las empresas emplean los KPI para objetivos más cuantificables. Estas métricas resultan útiles para:
- Supervisar el estado del negocio.
- Analizar patrones de crecimiento a lo largo del tiempo.
- Medir el progreso de las campañas de marketing.
- Abordar problemas con proyectos de bajo rendimiento.
- Identificar oportunidades de mejora.
- Actualizar iniciativas obsoletas.
- Mantenerse encaminado para alcanzar objetivos futuros.
El proceso de definición de objetivos comienza con una lluvia de ideas para establecer las metas. No existe una opción correcta o incorrecta al decidir entre OKR y KPI. La elección dependerá de los objetivos y propósitos.
Por otro lado, si se aspira a metas más ambiciosas, los OKR serán la opción más adecuada. Permiten desglosar esos objetivos en acciones concretas en las que toda la organización puede participar, fomentando la motivación del equipo. Es importante destacar que no es necesario optar exclusivamente por una metodología. Al combinar estos dos marcos para definir y medir objetivos, se puede potenciar aún más el rendimiento de la empresa.
¿Cuáles son las ventajas de combinar OKR y KPI?
Los OKR y los KPI pueden trabajar de manera conjunta para lograr resultados más atractivos. Se puede emplear OKR para establecer objetivos medibles que impulsen mejoras específicas. Luego, los KPI entran en juego, proporcionando métricas concretas que deben alcanzarse para materializar esas mejoras.
Para optimizar los resultados, se puede incorporar los KPI como uno de los resultados de los OKR, ya que los KPI son específicos, alcanzables y medibles. Este método permitirá avanzar de manera constante hacia los objetivos, monitoreando el rendimiento del negocio, desde equipos y empleados hasta la organización en su conjunto.
La combinación de OKR y KPI puede ser particularmente útil si se busca hacer que los objetivos de KPI sean más mensurables y específicos, como lograr un ROI o ingresos concretos.
Las mejores prácticas para aplicar OKR y KPI en tu organización
Estas metodologías tienen el potencial de impulsar el rendimiento, perfeccionar la toma de decisiones y orientar a las empresas hacia el logro de sus metas cuando se aplican de manera apropiada, siguiendo buenas prácticas.
- Alcance de objetivos: Utilizar OKR para establecer metas a corto plazo, como mensuales o trimestrales, y KPI para objetivos a largo plazo.
- Simplicidad y jerarquía: Iniciar con OKR a nivel empresarial y agrega niveles gradualmente para equipos e individuos. Priorizar la simplicidad en la lista de objetivos, comenzando con los de nivel superior y descendiendo gradualmente.
- Automatización para monitoreo: Utilizar herramientas de automatización para simplificar el monitoreo y la recopilación de datos. Esto facilita el seguimiento del progreso y permite ajustes rápidos según sea necesario.
- Integración de métricas: Alinear los KPI con los OKR, asegurando que las métricas sean cuantificables y específicas para evaluar el progreso y el rendimiento.
- Perspectiva estratégica: Evitar establecer OKR sin una comprensión de las actividades y otros aspectos del negocio. Es importante asegurar que cada objetivo contribuya a la visión estratégica general de la organización.
- Análisis y mejora continua: Realizar análisis periódicos de los resultados y ajustar estrategias según sea necesario. La mejora continua es imprescindible para el éxito a largo plazo de la implementación de OKR y KPI.
Conclusión
La combinación de OKR y KPI se presenta como una estrategia integral para potenciar el rendimiento empresarial. Al crear metas con OKR y medir su éxito mediante KPI específicos, las organizaciones consiguen una alineación entre objetivos a corto y largo plazo. La implementación adecuada de estas metodologías, siguiendo las mejores prácticas, facilita el monitoreo, la toma de decisiones informadas y fomenta una cultura de mejora continua.
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